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Blog de Javier Memba

El insolidario

Mi primera lectura francesa

Archivado en: Cuaderno de lecturas, Jacques Martin, Alix, "El emperador de China"

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                   Recuerdo que me compré El príncipe del Nilo, mi primera aventura de Alix, en la sección de cómics de la Casa del Libro mediados los años 80. No mucho después, Norma Editorial abandonaba la publicación de la serie. En los casi treinta años transcurridos antes de que Netcom2 la retomara hace apenas dos o tres temporadas, la colección se convirtió en un auténtico mito entre los amantes españoles de la Línea Clara. Jamás me cansaré de repetir que Alix -junto con Tintín y Blake y Mortimer- integra el triunvirato rector del cómic belga. Que es como decir lo mejor de lo mejor.

                   Nunca publicada íntegramente en nuestro país con anterioridad a la iniciativa de Netcom2, aquellos números de Alix que aparecieron con el sello de Norma -y más aún los que vieron la luz en los años 60 con la marca de Okius Tau- se convirtieron en álbumes preciadísimos, de esos que raramente se pueden encontrar y siempre a precios muy elevados. Ante este panorama, me hice a la idea de evocar las aventuras de Alix como las de Steve Pops, aquella parodia de James Bond, original de Jacques Devos, que supusiera otro de los grandes mitos del cómic belga. También publicado en España por Okius Tau, tuve la primera entrega, Steve Pops contra el doctor Yes (1967), hasta que las continúas trampas que han jalonado mi vida me obligaron a venderla. Aún la añoro como a uno de los grandes tesoros perdidos de mi feliz infancia.

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Publicado el 19 de mayo de 2013 a las 19:15.

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La obra maestra de Arthur Machen

Archivado en: Cuaderno de lecturas, sobre "Los tres impostores" de Arthur Machen

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            Destacada por Lovecraft como una de sus novelas de terror favoritas, incluso por encima de las narraciones de William H. Hodgson, y calificada por Borges de "obra maestra", Los tres impostores de Arthur Machen es arte mayor, de eso no hay duda.

            Como con tanto acierto señala el gran Howard Phillips en El horror en la literatura, hay en esta obra maestra una "desenfrenada imitación del modo narrativo de Stevenson". A mi juicio, esto se debe a su construcción mediante la técnica de Caja China, una historia en apariencia independiente pero que sin embargo entraña las claves de la pieza que la precede y los planteamientos de la que la sucede. Una estructura circular, que dirían algunos.

            Bien es cierto que este procedimiento se remonta, como poco, a Las mil y una noches. Pero no lo es menos que en Los tres impostores recuerda especialmente Las nuevas noches árabes de Stevenson. Siendo el caso de que la traducción inglesa de Las mil y una noches es Arabian Nights no es raro que pieza de Stevenson, que yo atesoro en la Biblioteca Personal de Jorge Luis Borges -aquella fabulosa colección puesta a la venta por Orbis en 1987-,obre en poder de otros comentaristas con el Nuevas mil y una noches. En cualquier caso, todos coincidimos en señalar las analogías entre los procedimientos narrativos de Machen y Stevenson.

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Publicado el 11 de mayo de 2013 a las 18:15.

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Un Hoffman menor

Archivado en: Cuaderno de lecturas, sobre "Los elixires del diablo"

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                   Los elixires del diablo, de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann -leída y anotada en septiembre de 2000-, es una obra confusa, que se dispersa en un montón de propuestas. Bien es verdad que casi todas ellas son sugerentes, pero a la postre, precisamente por serlo, acaban defraudando el interés que despiertan. Uno de los peores reproches que podemos hacer a una novela de miedo.

                   El pequeño Medardo, estigmatizado por las impiedades de sus antepasados, crece bajo la tutela del clero. Con estos antecedentes, nada más normal que la precocidad de su vocación religiosa. Convertido en fraile, le es encomendado el cuidado de una reliquia, de la que se dice fue un elixir con el que el Maligno quiso tentar a San Antonio. Habida cuenta de la cantidad de referencias a la ingestión de sustancias -alcohol, drogas, etcétera- que pueden desprenderse de este último dato, cumple reparar en su significado. Y es justo ver en él un trasunto de la mismísima manzana del pecado original ni más ni menos. Pero Medardo no repara en ello. Viendo que dos visitantes del monasterio dan cuenta del elixir alegremente, nuestro fraile, tras superar la tentación, decide imitarlos. Acto seguido comienzo su fantástica aventura.

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Publicado el 27 de abril de 2013 a las 01:30.

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Una vieja quimera

Archivado en: Cuaderno de lecturas, sobre "Viajando en el tiempo" de Jenny Randles

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            No tengo por costumbre leer libros de divulgación, menos aún de especulación científica. Como bien sabe el lector de estos apuntes, lo que yo busco en un texto es creación literaria. Pero el tema que aborda la inglesa Jenny Randles en Viajando en el tiempo es el asunto que más me interesa de cuantos nos propone la ciencia ficción. De modo que, tras dudarlo durante casi diez años, hace unos días me decidí a abrir estas páginas. No debí hacerlo. Sólo he descubierto una obra fallida en el sentido de que no responde a las expectativas que ella misma despierta. Se pierde en un sinfín de ejemplos y apenas esboza teorías.

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Publicado el 22 de abril de 2013 a las 11:45.

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El otro Arthur Conan Doyle

Archivado en: Cuaderno de lecturas, sobre "Historias espeluznantes" de Arthur Conan Doyle

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            No sé si se debe a lo harto que estoy desde hace veinte años de la omnipresencia en el panorama literario de la novela negra, detectivesca, de investigación y demás temas afines. Pero lo cierto es que a mí, Sherlock Holmes no me interesa. Con todo, atesoro la biografía apócrifa del "detective consultor" debida al talento de William S. Baring-Gould. También guardo tres de sus aventuras, que leeré con agrado cuando la histeria colectiva por el relato criminal remita -si es que vivo para ver cómo este furor sosiega- y, siempre que vuelvo a Londres, hago las fotos de rigor en Baker Street.

            Pero lo que en verdad cuenta de este asunto es que hay varios admiradores de Holmes que me han descubierto tantas lecturas fundamentales, que han hecho que me interese por el Arthur Conan Doyle ajeno a célebre detective. Con este afán, en 2003 leí con avidez Historias espeluznantes apenas me fue obsequiado por sus editores. Lo que sigue son las notas que tomé en aquel momento.

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Publicado el 16 de abril de 2013 a las 12:00.

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Mis primeras lecturas de Balzac

Archivado en: Cuaderno de lecturas, sobre mis primeras lecturas de lecturas de Honoré de Balzac

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            Supe por primera vez de Honoré de Balzac en un biopic televisivo emitido a mediados de los años 70, una de esas series de cuatro o cinco entregas que amenizaban las noches laborables de una semana entera. Yo entonces era un adolescente que aún formaba su mitología personal. En lo que a escritores se refería, sólo cabían en ella esos malditos, heterodoxos y alucinados que, aún ahora, siguen siendo mis favoritos. Esas lecturas "edificantes", que las llamaba mi madre y demás adultos -que nunca falten- que inculcaban el amor a los libros a los niños, no eran para mí. O no lo fueron más allá de Enid Blyton -Los Cinco y Los Siete Secretos-, cuyas traducciones españolas en Editorial Juventud aún recuerdo como una de las innumerables dichas de mi infancia.

            Pero entonces, ya en la adolescencia, leía con avidez a la generación beat, las distintas propuestas de la colección Star Books, toda la poesía que demandan los primeros desengaños que me iba dando la vida y a Mijail Bakunin.

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Publicado el 9 de abril de 2013 a las 18:00.

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Dos aventuras de Jhen

Archivado en: Cuaderno de lecturas, Jacques Martin, Jhen, "El oro de la muerte", "El secreto de los templarios" de Jacques Martin y Jean Pleyers

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            Siempre ávido de la obra del gran Jacques Martin, descubrí a Jhen -junto a Alix mi más dilecto de sus personajes- en París. Fue en una de esas librerías de cómics tan atrayentes que animan los alrededores del bulevar de Saint-Michel. Corría la primavera de 2000. Me hice entonces con Le secret des templiers y un cuaderno, ilustrado con el dilema de Milú frente al Cetro de Ottokar, que he convertido en mi libro de claves de Internet y de notas de mi cinefilia.

            Aunque entusiasta, mi primera lectura de Jhen -como el resto de la serie con dibujos de Jean Pleyers- fue sesgada pues la precariedad de mi francés me hace recurrir en demasía al diccionario privándome del disfrute del tebeo. Con todo, aquella aventura de Jhen me transportó a una Edad Media verídica y rigurosa, sin punto de comparación con la del Capitán Trueno, mi única referencia anterior al medioevo en lo que a las viñetas se refiere.

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Publicado el 11 de marzo de 2013 a las 12:30.

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El Balzac fantástico

Archivado en: Cuaderno de lecturas, sobre "El Hechicero" de Honoré de Balzac

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            Por más que los necios la desprecien, apegados a la servidumbre de tener siempre y bajo cualquier circunstancia los pies en la tierra, la fantasía es una de las formas más sublimes y elevadas del pensamiento. Sabido esto, no es de extrañar que la fantasía también tentara a Honoré de Balzac, el más grande de los escritores realistas, el suprarrealista de las descripciones exhaustivas que quiso competir con el registro civil de la Francia de su tiempo.

            Sentado que el Balzac fantástico también existe, hay que puntualizar que prácticamente se reduce a esos años en que, según Stefan Zweig, el maestro vendió su alma -léase pluma- al mejor postor. Así pues, su afán fue mucho más breve que el que le impulsó a escribir La comedia humana. Puede que incluso fuera bastardo pues no obedecía a otro móvil que el de ganar dinero, esa avidez de plata, su agobió constante no obstante los éxitos que obtuvo en vida. Pero yo quiero creer que también le inspiraba cierto gusto por el género.

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Publicado el 3 de marzo de 2013 a las 16:45.

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Una compilación de Charles Nodier

Archivado en: Cuaderno de lecturas, sobre "Infernaliana" de Charles Nodier.

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            Introductor del romanticismo en Francia -se dice que El Arsenal, la biblioteca que tuvo a su cargo fue el primer cenáculo romántico de París-, Charles Nodier es uno de los pocos autores de literatura fantástica que considera la historia de la literatura en general. Siempre interesado por la experiencia onírica y otras realidades veladas, reunió en Infernaliana (1822) una colección de anécdotas, consejas y cuentos de miedo que en 1997 conoció una edición española con el sello de Valdemar.

            Descubrí a Nodier en el 93, en las páginas de Mademoiselle de Marsan (1832). En aquella maravilla, ese gran poeta de las sombras que hoy me ocupa me trasladó a la Venecia de los Carbonarios que conspiraban contra Napoleón en castillos siniestros y entre misteriosas damas, habitantes de lúgubres mazmorras. Con tales antecedentes, di cuenta de Infernaliana con la avidez que cabía esperar apenas me fue obsequiado gentilmente por sus editores. Una vez más, lo que sigue son las notas que tomé entonces con las adecuaciones oportunas:

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Publicado el 18 de febrero de 2013 a las 17:45.

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Un clásico de Gaston Leroux

Archivado en: Cuaderno de lecturas, sobre "El fantasma de la ópera" de Gaston Leroux

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Sé de dos adaptaciones de El fantasma de la ópera -la delicia de Rupert Julian del 25 para la Universal y la no menos notable del gran Terence Fisher del 62 para la Hammer - que demuestran que aquello tan extendido de que las películas nunca superan a las novelas en que están basadas es algo tan gratuito como eso de sentir vergüenza ajena o envidia sana. Hace unas semanas tuve oportunidad de ver en la bienamada Filmoteca -alabado sea por siempre su nombre- la versión del gran Fisher y vuelvo ahora a las notas que tomé en diciembre de 2003, con motivo de la lectura del original de Gaston Leroux en una estimable edición del 98 de Tusquets. Una única acotación, entonces tenía más reciente la cinta silente y es con ella la que establezco la comparación:

 Siendo la película de Rupert Julian no sólo fiel, sino también mucho más entretenida que estas páginas, se impone dar noticia de aquellos fragmentos que el cineasta ignora. Entre las más importantes de esas omisiones hay hablar del origen de los amores de Christine Daaé y Raoul de Chagny, que se remonta a la infancia de la pareja. Fue entonces, en un lugar de la costa bretona llamado Perros (Perros-Guirec) cuando los dos niños, aprendiendo música juntos bajo los auspicios del padre de Christine -un escandinavo que quiso triunfar como intérprete antes de dedicarse a la enseñanza- se enamoraron. Suaviza así este apunte esa suerte de injusticia que siempre he creído ver en la película, cuando Christine se beneficia de las artes de Erik mientras en verdad ama a Raoul.

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Publicado el 12 de febrero de 2013 a las 18:00.

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Javier Memba

Javier Memba

            Periodista con más de cuarenta años de experiencia –su primer texto apareció en la revista Ozono en 1978-, Javier Memba (Madrid, 1959) fue colaborador habitual del diario EL MUNDO entre junio de 1990 y febrero de 2020. Actualmente lo es en Zenda Libros. Estudioso del cine antiguo, en todos los medios donde ha publicado sus cientos de piezas ha demostrado un decidido interés por cuanto concierne a la gran pantalla. Puede y debe decirse que el setenta por ciento de su actividad literaria viene a dar cuenta de su actividad cinéfila. Ha dado a la estampa La nouvelle vague (2003 y 2009), El cine de terror de la Universal (2004 y 2006), La década de oro de la ciencia-ficción (2005) –edición corregida y aumentada tres años después en La edad de oro de la ciencia ficción-, La serie B (2006), La Hammer (2007) e Historia del cine universal (2008).

 

            Asimismo ha sido guionista de cine, radio y televisión. Como novelista se dio a conocer en títulos como Homenaje a Kid Valencia (1989), Disciplina (1991) o Good-bye, señorita Julia (1993) y ha reunido algunos de sus artículos en Mi adorada Nicole y otras perversiones (2007). Vinilos rock español (2009) fue una evocación nostálgica del rock y de quienes le amaron en España mientras éste se grabó en vinilo. Cuanto sabemos de Bosco Rincón (2010) supuso su regreso a la narrativa tras quince años de ausencia. La nueva era del cine de ciencia-ficción (2011), junto a La edad de oro de la ciencia-ficción, constituye una historia completa del género, aunque ambos textos son de lectura independiente. No halagaron opiniones (2014) fue un recorrido por la literatura maldita, heterodoxa y alucinada. Por su parte, David Lynch, el onirismo de la modernidad (2017), fue un estudio de la filmografía de este cineasta. El cine negro español (2020) es su última publicación hasta la fecha.  

 


 

          

 

Miniatura no disponible

 

Javier Memba en 2009

 

Javier Memba en 1988

 

Javier Memba en 1987

 

1996

 

 

Javier Memba en la librería Shakespeare & Co. de París

 

 

 

 

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Enlaces

-La linterna mágica

-Unas palabras sobre Vida en sombras

-Unas palabras sobre La torre de los siete jorobados

-50 años de la Nouvelle Vague en Días de cine

-David Lynch, el onirismo de la modernidad en Radio 3

-Unas palabras sobre Casablanca en Telemadrid

-Unas palabras sobre Tintín en Cuatro TV

 

 

ALGUNOS ARTÍCULOS:

Malditos, heterodoxos y alucinados de la gran pantalla

Nuevos momentos estelares de la humanidad

Chicas yeyés

Chicas de ayer

Prólogo al nº 4 de la revista "Flamme" de la Universidad de Limoges

Destinos literarios

Sobre La naranja mecánica

Mi tributo al gran Chris Marker

El otro Borau

Bohemia del 89

Unos apuntes sobre las distopías

Elogio de Richard Matheson

En memoria de Bernadette Lafont

Homenaje al gran Jean-Pierre Melville

Los amores de Édith

Unos apuntes sobre La reina Margot

Tributo a Yasujiro Ozu con motivo del 50 aniversario de su fallecimiento

Muere Henry Miller

Unos apuntes sobre dos cintas actuales

Las legendarias chicas de los Stones

Unos apuntes sobre el "peplum"

El cine soviético del deshielo

El operador que nos devolvió el blanco y negro

Más real que Homeland

El cine de la Gran Guerra

Del porno a la pantalla comercial

Formentera cinema

Edward Hopper en estado puro

El cine de terror de los años 70

Mi tributo a Lauren Bacall

Mi tributo a Jean Renoir

Una entrevista a Lee Child

Una entrevista a William McLivanney 

Novelistas japonesas

Treinta años de Malevaje

Las grandes rediciones del cómic franco-belga

El estigma de La campana del infierno

Una reedición de Dalton Trumbo

75 años de un canto a la esperanza

Un siglo de El nacimiento de una nación

60 años de Semilla de maldad

Sobre las adaptaciones de Vicente Aranda

Regreso al futuro, treinta años después 

La otra cabeza de Murnau

Un tributo a las actrices de mi adolescencia

Cineastas españoles en Francia

El primer surrealista

La traba como materia literaria

La ilustración infantil de los años 70

Una exposición sobre la UFA

La musa de John Ford

Los icebergs de Jorge Fin

Un recorrido por los cineastas/novelistas -y viceversa-

Ettore Scola

Mi tributo a Jacques Rivette

Una película a la altura de la novela en que se basa

Mi tributo a James Cagney en el trigésimo aniversario de su fallecimiento

Recordando a Audrey Hepburn

El rey de los mamporros

Una guía clásica de la ciencia ficción

Musas de grandes canciones

Memorias de la España del tebeo

70 años de la revista Tintín

Ediciones JC regresa a sus orígenes

Seis claves para entender a Hergé

La chica del "Drácula" español

La primera princesa de la lejana galaxia

El primer Tintín coloreado

Paloma Chamorro: el fin de "La edad de oro"

Una entrevista a la fotógrafa Vanessa Winship

Una recuperación del Instituto Murnau

Heroínas de la revolución sexual

Muere George A. Romero

Un mito del cine francés

Semblanza de Basilio Martín Patino

Malevaje en la Gran Vía

Entrevista a Benjamin Black

Un circunloquio sobre la provocación

Una nueva aventura de Yeruldelgger

Una dama del crimen se despide

Recordando a Peggy Cummins

Un tributo a las yeyés francesas

La última reina del Technicolor

Recordando a John Gavin

Las referencias de La forma del agua

El Madrid de 1988

La nueva ola checa

Un apunte sobre Nelson Pereira dos Santos

Una simbiosis perfecta

Un maestro del neorrealismo tardío

El inovidable Yellowstone Kelly

Que Dios bendiga a John Ford

Muere Darío Villalba

Los recuerdos sentimentales de Enrique Herreros

Mi tributo a Harlan Ellison

La inglesa que presidió el cine español

La última rubia de Hitchcock

Unos apuntes sobre Neil Simon

Recordando Musicolandia

Una novelista italiana

Recordando a Scott Wilson

Cämilla Lackberg inaugura Getafe Negro

Una conversación entre Läckberg y Silva

El guionista de Dos hombres y un destino

Noir español y hermoso

Noir italiano

Mi tributo al gran Nicholas Roeg

De la Escuela de Barcelona al fantaterror patrio

Recordando a Rosenda Monteros

Unas palabras sobre Andrés Sorel

Farewell to Julia Adams

Corto Maltés vuelve a los quioscos

Un editor veterano

Una entrevista a Wendy Guerra

Continúa el misterio de Leonardo

Los cantos de Maldoror

Un encuentro con Clara Sánchez

Recuerdos de la Feria del Libro

Viajes a la Luna en la ficción

Los pecados de Los cinco

La última copa de Jack Kerouac

Astérix cumple 60 años

Getafe Negro 2019

Un actriz entrañable

Ochenta años de "El sueño eterno"

Sam Spade cumple 90 años

Un western en la España vaciada

Romy Schneider: el triste destino de Sissi

La nínfula maldita

Jean Vigo: el Rimbaud del cine francés

El último vuelo de Lois Lane

Claudio Guerin Hill

Dennis Hopper: El alucinado del Hollywood finisecular

Jean Seberg: la difamada por el FBI

Wener Herzog y la cólera de Dios

Gordad, el gran maese de la heterodoxia cinematográfica

Frances Farmer, la esquizofrénica que halló un inquietante sosiego

El hombre al que gustaba odiar

El gran amor de John Wayne

Iván Zulueta, arrebatado por una imagen efímera

Agnès Varda, entre el feminismo y la memoria

La reina olvidada del noir de los 40

Judy Garland al final del camino de adoquines amarillos

Jonas Mekas, el catalizador del cine independiente estadounidense

El gran Edgar G. Ulmer

La última flapper; la primera it girl

El estigmatizado por Stalin

La controvertida Egeria del Führer

El gran Tod Browning

Una chica de ayer

El niño que perdió su tren eléctrico

La primera chica de Éric Rohmer

El último cadáver bonito

La exnovia de James Dean que no quiso cumplir 40 años

Don Luis Buñuel, "ateo gracias a Dios"

La estrella cuyo fulgor se extinguió en sus depresiones

El gran cara de palo

Sylvia Kristel más allá de Emmanuelle

Roscoe Arbuckle, cuando se acabaron las risas

Laura Antonelli, la reina del softcore que perdió la razón

Nicholas Ray, que nunca volvió a casa

El vuelo más bajo de la princesa Leia Organa

Eloy de la Iglesia y el cine quinqui

Entiérralo con sus botas, su cartuchera y su revólver

La chica sin suerte

Bela Lugosi y la sombría majestuosidad de Drácula

La estrella de triste suerte

La desmesura de Jacques Rivette

Françoise Dorléac

Klaus el loco

Una hippie de los 70

Jean Esustache, entre la Nouvelle Vague y el ascetismo

Nadiuska, un juguete roto

Thea von Harbou

Jesús Franco

David Cronenberg

Sharon Tate, como en un cuento de Sheridan Le Fanu

Un guionista sediento

La reina del fantaterror patrio

Dalton Trumbo y los diez de Hollywood

La primera chica que arrojó una tarta 

El desdichado Hércules contemporáneo

En la tradición familiar

El músico del realismo poético

Otro tributo a la gran Patty Shepard

Elmer Modlin y su extraña familia

Las coproducciones internacionales rodadas en España

Marilyn Monrore y su desesperado último gesto

Un amor más poderosos que la vida

El actor atrapado en sus personajes

Entre el fantasma de su madre y el final del musical

Barbet Schroeder

Amparo Muñoz

Samuel Bronston más alla de Las Rozas

Chantal Akerman

Françoise Hardy 

Un antiguo dogmático

Jane Birkin

Anna Karina, su turbulento amor y el Madison

Sandie Shaw, ya con calzado

El gran Serge Gainsbourg

Entre la niña prodigio y la mujer concienciada

La intérprete de Shakespeare que inspiró a The Rolling Stones

La maleta del capitán Wajda

Val Lewton y su dramatización de la psicología del miedo

La alimaña de Whitechapel

Cristina Galbó

La caravana Donner

Eddie Constantine

Un nuevo curso del tiempo

Rosenda Monteros

Una criatura de la noche

Una carta a Nicolás I

Edison y el 35 mm

Barbara Steele

El felón Esquieu de Floyran acaba con los templarios

Entre Lovecraft y Hitchcock

Tchang Tchong Yen recuerda a Hergé

La musa del ciberpunk

Néstor Majnó

Una leyenda del Madrid finisecular

El rey de la serie B

La primera cosmonauta soviética

Cuando la injuria sucede a la fatalidad

Bajo Ulloa y sus cuentos crueles

La cicerone de los Stones en el infierno 

Nace Toulouse-Lautrec

El París del Charlestón se rinde a Josephine Baker

Nastassja Kinski, la dulce hija del ogro

Un tributo a Sam Peckinpah

La leyenda del London Calling

Fiódor Dostoievski frente al pelotón de fusilamiento

Mi alucinada favorita

El hombre de las mil caras

El 7º de Caballería pierde la gloria

Un recuerdo de Silke

El genocidio camboyano

Peter Bogdanovich

Guy Debord y la sociedad del espectáculo

Un héroe de Iwo Jima 

Lupe Vélez tras el último tequila sunrise

El general Lee

Roman Polanski

Un hampón italoamericano

Jane Fonda en su juventud

Kraken en la Cuesta de Moyano

Josef von Sternberg

The Beatles en The Carvern y en el show de Ed Sullivan

Que la tierra le sea leve a Douglas Trumbull

El último superviviente del hampa de Chicago

Inma de Santis

El Álamo

Una musa insumisa

El malvado Zaroff y un elogio a las revistas pulp

Miles Davis

Un polaco y el amour fou

La Legión extranjera como género literario

Conchita Montenegro

Peter Lorre y su cara de villano

El juez de la horca

Syd Barrett

Kathleen Turner

Una caricatura de la hombría

Eric Clapton

Helga Liné

Butch Cassidy

Carlos Arévalo, un cineasta español

Nace el último bohemio

Pascual García Arano

María Perschy

El Combray de Ingmar Bergman

Carlos Castaneda

Una canción de Neil Young

Un suicida dandi

Hedy Lamarr

Philip K. Dick y sus realidades bastardas

La última mujer fatal

Andréi Tarkovski, otro maldito por la censura soviética

Nace la música de la New Age

"Wie einst" Lili Marleen

Una lectura de Byron en Villa Diodati

Un apostol de la sedición juvenil

Ava en mi ciudad

Rider Haggard

Una entrada para la "Historia universal de la infamia"

La Marguerite Duras cineasta

Gallardo y calavera

El hombre que vendió su alma a Elizabeth Taylor

El crímen de Charlotte Corday

Un elogio entusiasta de la urbe

Un ángel caído

Mary Bradbury teme por su vida

Pierre Étaix y su triste gracia

El mejor verano de los Rolling

María Rosa Salgado y su conmovedora discrección

La valentía de Ramón Acín

Sylvie Vartan

La cruz de Malta de Wim Wenders

La epifanía de Louis Daguerre

Carroll Baker

Marie Laforêt y mi amigo Eloy

Eliseo Reclus atisba su quimera

Patty Pravo

Richard Pryor contra sí mismo

Miroslava, una actriz marcada por la fatalidad

France Gall y el doble sentido

Robert Bresson y el cine puro

La gesta de Alekséi Stajánov

Nace el Rimbaud del Rock & Roll seminal

Dominique Dunne, una filmografía que se quedó en el aire

Un actor vampirizado por un personaje

Tolkien publica El Hobbit

La segunda musa de Godard

John Dos Passos entra en la eternidad

Alain Resnais, el cine de la memoria

Una musa del filme noir

El cadáver de Nancy Spungen en el Chelsea Hotel

La historia de Bobby Driscoll

Un icono del feminismo

Recordando a Tina Aumont

Colgaron a Gilles de Rais

Dario Argento

Nico en el cine

Dylan Thomas en su último trance

Brigitte Helm

Un punkie en la Disney 

Nace Billy el Niño

The Wall

Tennessee Williams

Vivien Leigh

Kazuo Sakamaki salva la vida en Pearl Harbor

El proscrito de la Escuela de Barcelona 

47 hombres de honor

Charlotte Rampling

La incomunicabilità del gran MIchelangelo Antonioni

F. Scott Fitzgerald

Un pilar del cómic estadounidense

Juliet Berto

Erik, el fantasma de la Ópera

Una comedia francesa

Un pesimista alegre

Una mirada indolente a la derrota 

Sender en Casas Viejas

Kipling en su último momento

Los hermanos Marx

Puente sobre aguas turbulentas

Anouk Aimée

Mary Shelley

Quentin Tarantino

Neal Cassady 

Natalie Wood

La heterodoxia de Ermanno Olmi

Fu-Manchú

Stefan Zweig pone fin a sus días

 

 

 

 

 

 

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